Quién me iba a decir a mi hace unos años que me iba a atrever a hacer estas cosas. Pero si para algo sirve cumplir años es para ir conociéndote cada día un poquito mas.
Ya visteis en otra entrada lo que hice con las mesillas de noche de mi antiguo dormitorio. Pues bien, quedaban el cabecero y la cómoda, que no me había atrevido a hacer nada con ellos porque no me creía capaz; pero hace unos días recibí el empujoncito que necesitaba para superar esa falta de confianza y me lié la manta a la cabeza. Y este es el resultado.
Os pongo la fotos de cómo eran antes y cómo quedaron
Parecen otros, pero además han hecho que me sienta muy orgullosa de mi misma por ser capaz de hacer el trabajo.
Ya sabéis, si tenéis algún mueble u objeto que creáis que ya no os sirve de nada, pensad en darle una segunda oportunidad. Puede que nos sorprenda el resultado.